Hoy en el día de mi cumpleaños me encuentro haciendo el análisis correspondiente al año vivido, si fue o no lo que uno pretendía que fuera o fuese y me he dado cuenta que este segmento de mi vida lo puedo titular como el período de aprendizaje de lo inesperado para mí, he aprendido muchas cosas que nunca pensé que lograría hacerlo y por sobre todo convivir con ellas, unas por demasiadas buenas y otras por lo opuesto, los claros ejemplos de esta etapa es el haber aprendido a dividir mi amor en partes iguales para dos personitas que me quitan el sueño, por ser mis ángeles, la razón del despertar de cada día, mi preocupación, mi alegría, mi todo, este es lado bueno, el antagónico es el de después de haberme chocado con la pared y dado cuenta que no todas las personas que uno cree conocer son como uno cree conocerlas sino muy por el contrario son simplemente personajes que muestran lo que uno quiere ver, muchas veces te dicen lo que uno quiere escuchar, estrictamente te muestran su careta para tapar su verdadera cara, pero después del desencanto innegable vino el aprendizaje propiamente dicho que es ni mas ni menos que en esta vida de matices lo mejor que hay es aprender a sostenerle la careta al otro para poder triunfar o sencillamente se trata de convivir.